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Presentaciones

Cuando era pequeña mis padres decidieron que mi buen oído bien merecía ser aprovechado. Así que tras la imposibilidad de una plaza en el conservatorio, comencé a recibir clases de ballet. Era buena y me gustaba. Pero cuando llegaban las galas de Navidad, de fin de año...mi tutú blanco y mi moño, siempre acababan al final del escenario, junto a las menos aventajadas y las niñas orondas...Esa fue mi primigenia toma de conciencia, el primer reconocimiento de que el espacio que ocupaba físicamente era divergente, diferente, molesto.

El paso de los años y la conciencia de mi estatus , de quien soy , cómo soy, me han labrado una identidad...Ya no me avergüenza que mis muslos se rocen al caminar, que mi gordo culo tenga una cadencia estridente a cada paso, o que mi barriga sea el rincón perfecto para hacer olas cuando el insomnio me puede.

Probablemente todas compartamos historias de injusticia o discriminación y por eso más que nunca se hace necesario que digamos: sí, gorda y qué!!! Que se jodan los estándares de belleza.

Todos somos lindos si se nos mira despacio y con cariño. Cuánto más libres , más hermosos.

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