top of page

Pido la autodeterminación

Algún día tendría que llegar el momento de hablar de la moda, de las tallas, de mis lorzas embutidas, de las tiendas para estrechas, de la estigmatizacíon, de las tallas grandes.

Con la moda me pasa un poco como con los hombres o en cine francés, no acabo de entenderlo, casi siempre sale mal, pero siempre lo intento, siempre repito.

Diré ,así por aclararnos, que me tienen hasta los ovarios, las bloggers , las it girls, los outfits y demás maraña del postureo virtual y periodístico que rodea este mundo de la moda. Me parece que apestan a mercantilismo, a consumismo enfervorizado y desideologizado. No tienen más brillo que los billetes que los cubren o los sobornan. Puro tufo a mercado libre y a tortura patriarco-capitalista.

Pero, evidentemente , no soy una paria, no vivo lejos del mundanal ruido, no me libro de la domesticación ni la influencia furibunda de esta sociedad de la normalidad estética, de la publicidad, de la imposición de estilos.

Así que me visto, me preocupo, indago, me cultivo. Hay todo un mundo preciosista y escandalosamente artístico dentro de la moda. Y como en cualquier actividad bien pertrechada, hacendosa e inteligentemente construida, hay genios entre los que deleitarse....Después, y más allá de eso, sólo nos restan los colmillos de fétido y enloquecido vampiro de las compras, que te obliga a olvidar por un momento lo sublime para brear con lo cotidiano...Lo ordinario que me toca los ovarios, que me limita y me fuerza,como gorda-excluída que soy, a malhumorarme , a vivir un peregrinaje constante, a frustrarme y conformarme con lo que hay...Y es justo ahí dónde se desata mi mal humor, donde comienza la lucha, donde lo innecesario se transforma en otro aliado para cagarme en los prejuicios.

Ser la dueña de un cuerpo “imperfecto”,incumplir sobradamente los cánones de “normalidad” contemporánea me condena sin remedio a ojos de la corriente generalista. Por ende, la moda se transforma en herramienta, en reivindicación, en campo de batalla, y finalmente, en espacio que dotar de significado y sustancia.

Si las gordas fuéramos mariposas, por ejemplo, nos catalogarían como “ejemplares extraordinarios y poco comunes”.

El significado real es la estigmatización: No eres normal. Malo. Estás jodida.

Así que puedo tolerar, en pro de la visibilización y del empoderamiento a aquellas que defienden la moda y la difunden , como una herramienta de ampliación de los derechos de todas las orondas, a vestirnos como nos plazca, a sentirnos bonitas igual que el resto de la humanidad. Nuestro derecho a comprar prendas a un precio razonable y a sentirnos orgullosas de nuestros cuerpos enfundadas en lo que nos de la gana, al margen de los cánones.

Esa es la moda que defiendo, la que me pone contenta, la que me hace feliz.

No quiero conformarme con lo que hay. Ni tener que ir a la sección de hombres o preñadas porque no hay nada que me sirva. Quiero dejar de ser la mujer del saco, la Demis Roussos de mis amigas.

La simple experiencia de tener que ir a tiendas especializadas es en sí mismo un ejercicio de absoluta estigmatización. Se nos cataloga y clasifica como el ganado con alguna tara que hay que separar de la comunidad por su desproporción. Es decepcionante.

Soy gorda, no estoy defectuosa. Soy gorda, no deforme. Y aunque así fuera, gorda y monstruosa también tendría derecho a vestirme acorde a mi edad , mis apetencias y afinidades.

Cada vez que la moda me obliga a vestirme con un saco, a oscurecerme, a no destacar, a disimularme, desvanecerme y encubrirme, está enviándome el mensaje que no tengo derecho a ser yo misma, que es tanto como decirme que no merezco ser libre.

No nos queda otra que sublevarnos y sobrevivir justo en esa frontera libertaria y convulsa de conocer la moda para combatirla. . La notoriedad será nuestra venganza.

Puede que tenga que vivir rebuscando constantemente, puede que tenga que habituarme a reciclar, tunear e incrementar mi ingenio. Puede que tenga que vivir en el enloquecido mundo de las tallas XL y sobresaltarme con la multiplicidad y variedad de números que abarco según la marca, la procedencia o su madre en verso. Pueda que viva pegada a una conexión wifi para permitirme prendas bonitas y baratas. Puede que no siempre gane y me alegre.

Puede que pasen todas esas cosas y más, pero lo que sí sé , es que no volveré a ocultarme, a disimular mis carnes, ni renunciar a mis voluntades.

Pido la autodeterminación estética. Y a la mierda los cánones.

 Recent   
 Posts  
bottom of page