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Mi médica me prefiere esquelética a sana.

Según el Indice de masa corporal, mi diagnóstico es el de obesidad en grado I. Mi porcentaje de peso con respecto a mi altura sobrepasa en 30 kilos al estándar marcado para mi tamaño.

Bien, este ha sido mi comienzo de jornada el martes pasado....

Fui al médico por un simple dolor de oídos y acabé con una báscula bajo mis pies y una sonora bronca a causa de mis lorzas.

Mi médica es el Atila de las gordas. Tengo la impresión que vive en una cruzada contra las lorzas.

El martes, el cupo de gorda diaria ya la ocupaba yo.

Hacía algún tiempo que no visitaba el ambulatorio y me habían cambiado de médico.

Así que cuando llegó mi turno, la sorpresa fue recíproca. Mi médica no me conocía, y yo tampoco a ella.

Por supuesto, sólo deseaba que aligerara mi dolor de oídos y así poder marcharme lo más rauda posible a trabajar con la solución bajo el brazo.

Pero todos sabemos que cuando una gorda entra en el despacho de un médico, es imposible evitar que todo lo que te ocurra acabe achacándose al número de mollas que contienes.

Me pregunto si todas las escuálidas que pasan por su mesa acaban la consulta pesándose y midiéndose, aunque vayan por un dolor de pie.

Es terriblemente invasivo que obvien tu relato, te observen escrutadoramente, y que sin venir a cuento, te pregunten si no has pensado alguna vez en adelgazar.

(NO, cojones, no he pensado en adelgazar..y tu madre qué tal mea?)

Por supuesto la excusa de “no nos conocemos”, “espera que te hago un cuestionario y de paso te tomo la tensión , te peso y te mido”, fue de obligatorio cumplimiento.

(Ya estamos, se acabó lo que se daba. Ya he pasado a estatus de ganado!!)

El cuestionario se centró básicamente en mis hábitos alimenticios, mis horarios, el tipo de comidas y cantidades que engullo diariamente...Acompañados de levantamiento de cejas y comentarios tipo: “ah sí, comes verduras? Te gusta la fruta...mmm? Nada más? Comida rápida quizás? Frituras, rebozados, precocinados?”

(Noooo señora, no soy una bastarda descerebrada!!!!....)

Mi estupor se acrecentaba tan poderosamente como la sorpresa de mi partener.

La tensión estaba perfecta. El momento báscula fue de absoluto arrobamiento. Pero el culmen llegó cuando toma mis medidas y en su puta tabulación del ordenador, por lo visto, nada cuadraba.

Y me explico. Los datos de mi peso y altura probablemente estaban a punto de hacer explotar la máquina, pero mis medidas de cintura , caderas y brazos no se correspondían con los estándares que se suponen para una obesa en grado I.

Así que tuve que pasar la vergüenza de ser pellizcada por una especie de pinza inmunda para corroborar las medidas.

Lo que parecía desconocer la médica en cuestión es que las gordas no somos una masa informe de plastilina a las que poder retorcer los michelines. Con el agravante que fue a tropezar conmigo, una gorda , sí: Gorda pero prieta.

Con lo que tuvo que esmerarse para trincarme las mollas.

Como cabía esperar a tenor de su expresión facial, nada encajaba. ¿Obesa por un lado, y estrecha por otro?

Comencé a temer por mi vida....y la suya, cuando a punto estuvo de revolverse como la niña del exorcista. - Ay, los datos no cuadran !!!

(Pues claro, zorola, los patrones son eso, patrones, promedios, modelos estandarizados...No quiere decir que todos seamos iguales!!!! Y juro que no he estudiado medicina, pero es que la lógica, a veces, es muy necesaria para la vida)

Así que ,para no variar, optó por obviar los datos estrafalarios para ofrecerme una perorata, a la altura de los mejores púlpitos, sobre los beneficios de la vida saludable, el ejercicio físico y las ventajas de la delgadez frente a mi compacto y gordo cuerpo.

Todo ello haciendo caso omiso, no sólo al asunto que me había llevado a su consulta, sino a todos los detalles sobre mi vida y mis hábitos que tuvo a bien pasarse por el arco del triunfo para regarme con todo un chorreo moral sobre las inconveniencias de mi estado físico actual.

¿Pero se puede , acaso, tener la más remota idea de mi estado de salud con esa mierda de exploración y ateniéndonos exclusivamente a unos baremos estandarizados?

No, obviamente.

Nadie puede negarme que la condena sobre mi salud estaba sentenciada con un simple golpe de vista. Las tablas y cálculos de la Organización Mundial de la Salud le dieron, sólo en parte, la justificación apropiada para brearme con toda una retahíla de lugares comunes.

Pero lo verdaderamente alarmante, a mi juicio, es que la raíz de todo este cambalache no era mi salud, ya que ni siquiera se molestó en intentar un estudio más en profundidad. Lo importante para mi médica era convencerme en hacer una dieta.

Un profesional de la medicina que asocia dieta a salud.

Nos estamos volviendo locos.

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