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Bragas Bridget Jones

Ha llegado la tendencia maxi a nuestras vidas y a nuestra ropa interior.

Ahora, los gurús de la moda nos muestran esas languidecientes y escasas mujeres de pasarela vistiendo bragones al estilo de la abuela, fajotas de cuello vuelto, y todo tipo de arsenal interno que hubiera palidecido a cualquier moderna que se preciara de serlo sólo con intuirlo de lejos.

Pero no, muchachas y muchachos...todo el estupor ha pasado a la historia. Es una vuelta al baúl de la Piqué cubierto de glamour contemporáneo y encajes.

Pero os diré la verdad, lo único que un cerebro gordo como el mío podía procesar ante tal descubrimiento, era auténtico y verdadero regocijo. Era mi momento, al fin los astros se habían alineado para que el común de las tiendas y almacenes me pudieran abastecer de bragas grandes y hermosas, a precios asequibles y en cantidades industriales!!!

Al fin el bastardo mundo de la estética había generalizado algo más que un mísero hilillo. Estaba contenta. Podría calzarme mis enormes bragotas recoge michelines sin temor a que un ligue improvisado me paralizara (sólo momentáneamente, claro está) ante ese instante de “te arranco la ropa a bocados, oh horror, se va a descojonar con el inmenso tamaño de mis bragas”, y sin duda podría comenzar a vivir sin el constante dilema entre braga sexy (es decir, lorzas fuera) o braga constrictora-horripilante (ni una lorza al libre albedrío).

Reconozco que fui feliz por un tiempo limitado. Justo el que duró entre mis elucubraciones mercantilistas / fantasías sexuales y mi entrada al circuito del comercio real. Por que admitamoslo, las modas, al menos en Europa, están hechas y concebidas para angostas, muchachas que jamás necesitarán una braga alta, o una de esas que eviten que la cara interna de tus muslos se enrojezcan hasta el infinito y más allá.

En el mundo real de las gordas , las bragas-faja siguen sin tener una pizca de glamour, continúan pareciéndose a las fajas de la abuela, esas que han sobrevivido a las modas, pero que jamás nos harán justicia, por obsoletas y baja-libidos, y que a menudo tendremos que quitarnos a la velocidad de la luz cuando todavía no encontremos la confianza suficiente como para reírse y complacernos.

La moda, como siempre ocurre, es excluyente. Sea maxi o mini llega sólo a las tallas estándar, para el resto, orondas y curvilíneas, tendremos que conformarnos con mirarlas en los escaparates, porque no hay lugar para nuestros culos gordos en los patrones maxi para estrechas.

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No nos queda otra, pues, que regresar a la vida "Bridget Jones", retozando en el suelo y riéndonos del tamaño desproporcionado de nuestra ropa interior de la abuelita pepis.

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