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De las Gordas Estúpidas y otras urticarias

Me temo que tendré que dar un gran rodeo antes de llegar al lugar dónde mi cabeza dice que está el núcleo de mi pensamiento.

Hacedme este favor y esperadme...o aguantad. Luego podréis llamarme gorda tarada, si queréis.

¿Podríamos afirmar que el machismo ha desaparecido de nuestra sociedad? Podríamos. Muchos lo hacen.

La industrialización, la contracepción,la cantidad de mujeres que estudian,que hemos llegado a la Universidad, la incorporación al mercado del trabajo,etc, sin duda ha supuesto un potente impacto en la relaciones entre los sexos, podríamos decir incluso, que las ha transformado, o que estamos en el camino de la transformación.

Pero como bien sabemos, todo esto queda contrarrestado diariamente. Puedo poner ejemplos:lo observamos en el maltrato físico que se ratifica con demasiada asiduidad, ya llevamos 24 mujeres muertas en lo que va de año, o sencillamente en el despotismo verbal ,nuestro propio lenguaje es una señal inequívoca de la poca salud de nuestra lucha por conquistar campos hasta ahora acotados al patriarcado.

Éstos son sólo dos de los ejemplos más evidentes, que cualquiera de nosotros podría señalar. Por lo que aunque innegablemente se hayan producido cambios en las relaciones hombre-mujer, creo que puedo afirmar que el machismo está absoluta y profundamente arraigado en nuestra sociedad.

De tal forma que se ha impuesto como una forma de mantenimiento de las relaciones sociales. El machismo no sólo implica dominio sobre una parte de la sociedad, este caso las mujeres, sino que requiere del sometimiento del todo,del conjunto, a ciertos valores masculinos.

Dice Marisa Castañeda en su libro El machismo invisible - y me haré cargo de sus palabras- que desde la infancia, a los varones, se les acostumbra y educa entorno a una serie de valores.

Me ocuparé o incidiré exclusivamente- y por acotar el tema- ,en el espacio. Literalmente, sí, el espacio, el valor de perdurar y mantenerse en un espacio concreto.

A los niños se les habitúa a que ocupen mucho espacio. En realidad no es algo que ordenemos, ni siquiera que hagamos notar, simplemente nos parece un acto natural, es un asunto de posición corporal frente a los demás, de imposición frente al otro. Se sientan con las piernas más abiertas, se sientan más expansionados. Pensadlo un segundo, es así.

Pero deberíamos preguntarnos por qué estas posturas no son aceptables en el caso de las mujeres. ¿Por qué no podemos ocupar varios sitios con nuestras piernas? ¿Por qué no estirarnos completamente?...pues porque en el fondo, el espacio no es más que una cuestión de poder, de rango dentro de una jerarquía social (este espacio es mío).

A las mujeres, sin embargo, desde pequeñas ,se nos enseña cómo sentarnos, cómo agacharnos, cómo caminar, cómo ocupar el lugar. Nuestros cuerpos deben ser pequeños, delicados, hasta nuestra ropa está desnaturalizada, nos limita.

Así que mientras los chicos aprenden a sentirse cómodos, a ser cómo les plazca, libremente, a las mujeres se nos enseña que nuestros cuerpos son un lenguaje y un instrumento utilizado para transmitir, para seducir a aquellos que nos miran. Todo lo que nos rodea explica y denota nuestra disponibilidad sexual, nuestro estado civil, etc...sin embargo los hombres siempre tienen el recurso de la uniformidad, de la neutralidad...su aspecto, sus movimientos son genéricos, no tienen por qué demostrarnos un significado específico.

Y ahora mismo, probablemente os parezca muy loco lo que voy a decir, pero dazme un chance.

Así pues, siguiendo el patrón argumental, las gordas, lorzosas y carnosas mujeres, realmente nos convertimos en el símbolo del desafío al patriarcado,a la masculinidad machista, a la virilidad estereotipada, a los valores de las relaciones machistas de esta sociedad.

Precisamente por nuestro volumen el rango de poder se resquebraja. Somos grandes y visibles.

En definitiva encarnamos el estigma que enfrenta a la sociedad contra sus propias normas. Nosotras, las grandes, las voluminosas, hemos perdido la mesura , la docilidad convenida para toda mujer.

Por qué digo ésto?

Las mujeres gordas somos las únicas que con nuestra simple presencia, con el espacio que físicamente ocupamos, conseguimos hacer recordar a los demás que este cuerpo,nuestro cuerpo, nuestra experiencia, nuestro mundo, nuestra intimidad, está absolutamente fuera de su alcance.

Es un espacio totalmente alejado de la medida y el recato en la jerarquía de poder. Somos la anomalía del establishment. Cada una de estas lorzas que me rodean son una bofetada contra lo convenido...

Por qué sino nos odiarían tanto? Por qué sino nos cargarían con el peso de la insalubridad , la vagancia, y la vergüenza?

Ser gordo, es ser antisistema, es una bofetón en la cara de cada uno de los sostenedores del patriarcado. Nuestra sola presencia incomoda.

Y puede que no nos hayamos dado cuenta todavía del poderoso mensaje que albergan nuestros cuerpos, pero estamos en el camino.

Y por eso mismo no me gustan las gordas estúpidas.

Las que se aprovechan de esta oleada de gordas enfurecidas y concienciadas que actúan de manera rebelde, que abren espacios de reflexión y autonomía ideológica, que defienden y reclaman puntos de libertad, para luego contarnos que podemos "llegar a ser bonitas y nada más", a meternos en lindos y enormes trajes y repetir el mensaje machista y constreñidor de la seducción ...que es para lo que nos han educado.

No me gustan las gordas estúpidas que confunden la denuncia de la discriminación, la necesidad de respetar , tolerar y dar soporte a los diferentes, con el Cosmopolitan para gordas con estilo.

No me gustan las gordas estúpidas con discursos buenistas y santurrones sobre la felicidad de ser gorda, la importancia de ser todos personas y el la la lá, como si esto fuera tema para una canción misionera.

No me gustan las gordas estúpidas que se autoproclaman gordas sólo porque no entran en la ropa de Berska, y en lugar de luchar por cambiar la tiranía de las tallas se alían con el mercado, porque en realidad abrazan la ilusión de poder embutirse en su ropa.

No me gustan las gordas estúpidas que me dicen quiérete, maquíllate con bonitos colores, eres guapa igualmente, A PESAR DE TU CUERPO...que es tanto como decirme que sólo hay una manera de ser linda, abrazando el estereotipo femenino , blanco, delgado y sumiso.

No me gustan las gordas estúpidas porque con su inconsciente mundo de la integración entiendo que acabarán imponiendo una manera correcta de ser gorda, a la que clasificaremos, domensticaremos y haremos un ornamento de ancho especial, fácil de soportar socialmente, que no molesta, ni incordia o chirría.

La moda también nos puede embellecer, pero no es una meta para la consecución de la feminidad. Porque mientras nos entretenemos en buscar el vestido perfecto, la sonrisa adecuada y el maquillaje que emborrone cicatrices, difuminamos hasta el extremo, lo que importa, lo que somos y nos hace diferentes y valiosas: La libertad de elección y de vida, sin juzgar a nadie, respetando que existan cuerpos y biografías sin patrones.

Y entonces, sí seremos bonitas, pero por libres y conscientes, no por intentar disfrazarnos para entrar en el redil.

La lorza es un desafío, no lo olvidemos......Y ahora, sí, ahora hablemos de moda....

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