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Las terrazas y los culos son para el buen tiempo

Lo confieso, tengo debilidad por los cuartos traseros. Sin duda deberíamos reivindicarlos más y mejor, casi diría al modo brasileiro.

Tengo la impresión que en este país somos más de tetas que de culos, y a mí sinceramente se me queda cara de perro triste.

Sin embargo los culos siempre nos dan una alegría, sea invierno o verano, sean muchachas o muchachos. Cada uno tiene su cadencia y sus aritmias también, los hay bailongos, o prietos, pequeños como un garbanzo o grandilocuentes y esmerados...Son mi salsa preferida para las tardes de terraza y mi espadachín más valioso contra aglomeraciones poco confortables...

En realidad no podría contaros nada nuevo, nada más allá del gusto o la preferencia de cada cual.

Pero lo que sí puedo es cagarme con alegría en el que decidió que mi orondo culo debe pasarse todo el verano constreñido dentro de las pequeñas e incómodas sillas de terraza.

Sí, el buen tiempo está hecho para las terrazas, para hincharnos a risas y cervezas con los amigos.

Pero por lo que se ve,también están hechas para torturar a los culos gordos como la luna.

Siempre he odiado esas sillas de mimbre y metal, un clasicazo norteño, al menos. En las cuales acabo perdiendo la mitad de mis caderas que alivian la presión sobresaliendo por los laterales , justo en el hueco que dejan los apoya-brazos metálicos.

Algunas veces intento sentarme en el borde para dignificar un poco la pose informe que se me queda cuando me siento como debiera, pero a los pocos segundos el cortocircuito en el riego sanguíneo me disuade de cualquier intento por ennoblecer la postura.

O qué me decís de las temidas y calenturientas sillas de plástico??

Son el terror de las gordas!!! Todavía recuerdo con rubor la noche que un colega y yo nos caímos al suelo cual cucarachonas en una terraza repleta de gente justo antes de un concierto...malditas patas de plástico!

Lo peor de las de su clase es el terror previo que te invade, sólo con mirarlas de reojo. Una vez que te acomodas, el fatalismo te entra a través del calor inmenso que se te acumula en los muslos y la imposición de moverte libremente no vaya a ser que en un mal movimiento acabes encajada y rebozándote por el suelo.

Señores, hágannos un favor...ya sé que los de Coca-cola son muy espléndidos con las sillas y los parasoles (que no con los trabajadores de sus fábricas....ejem) pero CAMBIEN LAS SILLAS!!!

Otras que se han convertido de unos años a esta parte en auténtico clásico contemporáneo, para pijos o hipsters con estilo..son las sillas-sillones tipo ibicenco.Son amplias, mullidas y hasta las hay tipo chaise-longue. Desprejuicida y más bien alegre con las contundentes formas del mobiliario llegué yo una tarde al paseo marítimo decidida a dejar esparcir mis carnes a lo ancho mientras me tomaba algo bien frío...

El entusiasmo me duró dos segundos...lo que tardé en descubrir, que el mullido confortable era más bien un monstruo succionador, que la anchura no compensaba la necesidad de llamar a la grúa para que me levantaran del asiento, y que lo de beber mientras te tumbas es más bien poco glamuroso y más del tipo babeante.

Así que de nuevo...CAMBIEN LAS SILLAS!!!

Y por último, pero no por ello menos importante, nos queda el mundo taburete.

Realmente yo los adoro, a pesar de los inconvenientes, he de admitir que soy carne de barra.

Y aunque podría clasificarlos de muchas maneras, he llegado a la conclusión que sólo hay dos tipos: Los “escurridores” y los de “con gigantismo”.

Los escurridores, como su propio nombre indica, impiden que unas nalgas orondas se mantengan sentadas en su sitio. O bien por la aleta trasera , con lo que no hay manera de encajar tremendo culo, o bien por el material, o por el minio espacio que proporciona el asiento.

Y por otro lado están los de “con gigantismo” en los que encaramarse es lo más parecido a subir el Tourmalet o escalar la Aconcagua que he visto en mi vida. Sí, son espaciosos una vez que te has montado sobre ellos, pero no se te ocurra despeñarte para ir al baño, porque es probable que tengas que llamar a los bomberos para ocupar de nuevo tu sitio.

Señores, CAMBIEN LOS TABURETES!!!!

Me temo que seguirán sin hacerme caso, y tendré que volver a escudriñar los bares, como suelo, en busca de la silla perfecta y la cerveza más fría..Lo estival se convertirá en una letanía de lorzas incómodas y culos ceñidos, pero no importará demasiado por que los afectos, los amigos y las posaderas ya los llevo siempre conmigo.

Imagen: Adiposivity

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