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Salir del oscurantismo

Ser gorda en un mundo de flacos tiene los inconvenientes propios de la estupidez humana y los prejuicios de las mentes pequeñas.

Cierto es que jamás me cansaré de repetir lo obvio, o no al menos hasta que las circunstancias me corrijan....pero a menudo, y al margen de las grandes rémoras que la sociedad nos impone, encontramos ,en los pequeños detalles, los escollos más traicioneros, los que más joden en el día a día...

Tener una lorza en el medio constantemente no es sencillo de explicar o de hacerlo entender a aquellos que no conviven con ellas....No lo digo como un reproche , vivo encantada entre mis mullidas carnes, es sencillamente que la vida se ve desde otra perspectiva.

Es posible que me repita demasiado, pero la cuestión espacial es importante. Mi cuerpo ocupa más, y pesa más. Y aunque me considero una mujer relativamente ágil, no soy una gacela del Serengueti.

Mi ritmo vital ,con mucha seguridad , no podría compararse con el larguirucho cuerpo alga que tiene un peso pluma, y ciertamente me reconfortaría encontrar en los demás un ligero atisbo de empatia, de solidaridad, de conexión con los que nos rodean y que por supuesto no tienen por qué ser idénticos a nosotros mismos.

A veces me parece que vivimos en una constante ceguera ,en un constante alerdamiento egocentrista. Sólo hay un yo que nos uniforma a todos, como copias repetidas de un mismo estándar original.

El mundo está lleno de particularidades, y en la diversidad de esos pequeños, diminutos y estrafalarios detalles se encuentra la chispa de la vida, que algunos se pierden por permanecer enfrascados constantemente en las chuminadas de las normas y los patrones estandarizados.

Desde que me vengo del mundo verbalizando a voz en grito lo que, por desgracia, para otros muchos es vergonzoso o casi tabú, por estas cosas del pudor y lo políticamente correcto, además de sentirme liberada, suelo reírme más a menudo....

Es absolutamente adictivo esto de sentirse cada día un poco más lejos de los complejos o los corsés mentales. El empoderamiento es una herramienta valerosa y liberadora.

Os confieso que ser oronda también tiene unas ventajas incomparables y desde que vivo abiertamente esta salida del oscurantismo gordopilo, más todavía. De repente, personas de las que tan siquiera imaginaba que pudieran estar interesadas en mis neuras particulares, mis luchas intempestivas o mis lanzas contracultura, aparecen a mi lado para renovarme los ánimos, o convertirme en una especie de Juana de Arco con sobredosis de lorza.

Últimamente soy más cool por ser gorda y enfatizarlo.....Son las ironías de la vida.

Al fin y al cabo, sobrevivir con la cabeza gacha sólo nos subyuga a nuestros propios miedos. No nos salvará de la vergüenza, los prejuicios o la arbitrariedad de las mentes ajenas.

No es saludable vivir eternamente encerradas en una especie de oxímoron delirante de contigo pero sin ti. Si somos gordas, somo gordas, y hay que llevarlo con orgullo, de la misma manera que llevas con orgullo tu herencia genética o tu sabiduría.. Ser diferente no es un demérito, es lo que nos pone en valor, nos hace más libres. Luchar contra la invisibilidad es la mejor herramienta contra el gordófobo estado patriarcal.

Así que , qué os parece si empezamos por darle una patada a toda esa masa inmunda que nos señala, nos cohíbe y nos reprime y nos asomamos al mundo tal como nos gustaría?

No es complicado, sólo hay que empezar.

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Miss Impar. Retrato

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